Ya ha nevado mucho desde mis primeras elecciones…pero da igual el tiempo que pase, este día siempre siento los mismos nervios en la boca del estómago, la misma sonrisa en la cara, la misma ilusión…y no estoy dispuesta a permitir que nadie me la arrebate.
Hoy se va a escuchar nuestra voz. Alto y claro, como el colibrí que hacía su parte, me desprendo del resultado. Es un derecho irrenunciable.
No pienso renunciar. Voto por las que ya no están, por el voto robado y rogado, por el convencido y el dudoso, por supuesto y por si acaso…por las que aún no pueden, por las que están por venir, por las que no quieren marcharse. Por qué siempre podamos votar. Porque #Nopasarán y porque vamos pasito a paso.
«Por mi y por tod@s mis compañer@s y por mi primero» como gritábamos de niños al tocar la pared. Nos dejábamos la garganta, las manos en la piedra, salvando todo lo salvable.
Ahora no es tan sencillo, no vale con esconderse, ni con correr más rápido. No somos niños jugando, y a veces otros nos dictan las normas, e intentan jugar sucio…nos dicen que da igual, que no podemos…pero no por eso vamos a dejar de intentarlo.
Mañana nos vemos en las calles, compas. No hay arma más poderosa que un corazón cargado de ilusión…
Tal vez sí, claro que sí, hay algo aún más poderoso:
La suma de todos esos corazones ilusionados, latiendo a la vez.
Dulces sueños #Sísepuede.